de miedos y ambos

«El miedo construye paredes» decía Pink Floyd. El miedo no solo las construye. Te encierra entre esas paredes y no te deja salir. El miedo te impide avanzar, enfrentarte, chocarte con el mundo. Ser con el mundo que te rodea. Al volver de las vacaciones nos citaron las maestras del jardín para hablar de los miedos.

muros

Los miedos de Muriel. «Muriel no quiere bajar la escalera del comedor cuando bajan todas las salas si no le da la mano a alguna maestra. Se paraliza y no avanza.» Ella no le teme a los monstruos ni a los fantasmas, a veces a la oscuridad pero es más un chantaje para dormir con nosotros que miedo propiamente dicho. No. Ella le teme a sus pares en cantidad y a caerse y que la lastimen. A veces me dejan helada comentarios en la parada del colectivo del tipo: «la gente quiere ir a mi jardín y no me van a dejar entrar», «la gente nos quiere sacar el lugar», «los nenes me quieren empujar». Sus temores giran en torno a un otro amenazante. Nada más alejado de lo que queremos transmitirle. Me preocupa que visión del mundo le estamos dando.

Desde chiquita las llevamos a la plaza y la animamos a jugar con otros nenes. Pero ella se reúsa. Si no es su grupo de amigos no negocia y prefiere quedarse a un lado y observar la diversión desde los límites. No sé si es timidez o desconfianza. A veces creo que piensa demasiado todo y el miedo aparece con la duda. Digo, cuando pensamos mucho a veces desistimos, nos paralizamos. Me pasó con algún que otro examen de la facu. Pensar es bueno pero pensar de más no tanto. No sé, se me ocurre.

La cosa es que empezamos a pensar ideas para trabajar los miedos. Incluso durante las vacaciones. Una tarde cuando cruzábamos el puente colgante de Santa Rosa de Calamuchita, ante su temor a caernos, se me ocurrió decirle que cuando viniera el miedo le dijera: «fuera miedo» y le cerrara la puerta (imaginaria). Ella sonriente repetía «Fuera miedo. Te cierro la puerta. Pum» pero al rato preocupada me decía que el miedo había abierto la puerta. Le dije que la cerrara con llave y así el miedo no iba a entrar a menos que ella misma se la abriera. Quedó ahí.

Otra tarde, varias tardes después de la reunión con las «seños», salió del jardín y me dijo que ya no tenía miedo a bajar las escaleras. La abracé y le dije «que buena noticia, entonces el miedo a bajar las escaleras se fue a la tierra de los miedos perdidos». Me miró con sus ojos gigantes y me devolvió un «SIIIII» más enorme todavía.

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Como una de las cosas que más le gusta es «leer», recorrí librerías en busca de cuentos que hablaran de los miedos. Grande fue mi sorpresa cuando me topé con El país de los miedos perdidos de Ana María Shua. Justo habíamos usado la metáfora de un lugar a donde van los miedos que los nenes y nenas van perdiendo y el cuento venía a reforzar esa idea. No dudé y lo compré. Lo leímos ese día en el bondi del jardín a casa y ahora es lectura obligada (ella lo elige) noche por medio.

La cosa venía bien. Subíamos y bajábamos escaleras. Corríamos por las veredas desde la parada del 143 hasta casa, saltábamos piedras y escalones. Tropezábamos y volvíamos a empezar. Muriel estaba perdiendo el miedo a caerse. En el jardín ya bajaba la escalera al comedor sin problemas. Salía feliz de clases. Despeinada como si no hubiera mañana. Hasta la maestra se sorprendía de la soltura con la que se estaba manejando. Hasta que zas! Otra vez el broncoespasmo. 1, 2, 3 en un mes y con el cuarto quedó internada.

ni por todos los tesoros
ni por todos los tesoros

El domingo 17 volvimos a la guardia de pediatría después de una madrugada a puro paf y corticoides endovenosos. Todavía estaba la misma médica de guardia. Nos vio y abrió los ojos sorprendida. «Pucha, yo pensé que la serie había sido un éxito. Vamos a dejarla internada, mamá (ya ni sé cómo me llamo). No nos podemos arriesgar a que llegue a casa y empiece otra vez». En ese momento el miedo ya no fue de Muriel. Con solo tres años necesitaba oxígeno porque tenía insuficiencia respiratoria y los paf le hacían cosquillas. Entonces llegaron la vía y la bigotera y la lucha de la pibita para que no la tocaran. La vía la conoció esa madrugada y no quería que la vuelvan a pinchar, el oxígeno por bigotera es bastante molesto y se lo quería arrancar. Tenía razón en enojarse y patalear. Estuvo 4 noches internada, recién revivi(mos)ó cuando le sacaron el oxígeno. La noche previa escribía:

3:25 am. el nene de al lado llora. los mocos no lo dejan dormir. Muriel no se entera. duerme tranquila. yo me desvelo. en media hora tengo que hacerle los paf.

los días se hacen largos acá adentro y no hay regalo que reemplace el calor del hogar. Muriel llora y se enoja (con toda razón) y no puedo hacerle entender por qué estamos en el hospital. por qué la pincharon y le pusieron un bigote con airecito que da cosquillas pero que en dosis fuertes la lastima. por qué entran y salen señoras y señores con ambos y guardapolvos. «por qué tenemos qué hablarles». «por qué me revisan». por qué no puede ir al baño. por qué no puede ver a Olivia. por qué no puede jugar con su cocinita en el piso del living. por qué no duerme en su cama. ni va al jardín como sus amigas y amigos.

los días se hacen largos acá adentro y su angustia (y la nuestra) se hace más grande. muchos por qué para tan pocos porque que la convenzan. que la hagan sentirse en casa. así andamos por estos días. sintiéndonos chiquititas ante un universo desconocido. con el corazón asustado. el miedo más grande hoy no es bajar la escalera del jardín. el miedo más grande hoy es no saber cuándo volvemos a casa.

«El miedo construye paredes». Esa noche no dormí. A la mañana siguiente Muriel ya no necesitó el oxígeno de la bigotera. Volvieron las risas y las almas a los cuerpos. La vuelta a casa estaba cerca y el cagazo no tuvo más remedio que recluirse en aquel país de miedos perdidos.

4 comentarios en “de miedos y ambos

  1. Ay por un lado me encanta el post, lo escribiste tan lindo. Pero por otro lado me apretuja el corazón que Muri se paralice con sus miedos . tan chiquita!!! Me sorprende que son muy parecidos a los miedos de Nunu, ella es igual ante grandes grupos de nenes. Quizás sea por que son nenas muy sensibles. Demasiado. Que se yo… Tomo nota del libro! Besoteeee

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    1. Ay, Kele! A mí también me apretuja el corazón y busco las maneras de ayudarla a confiar porque ni Demi ni yo le transmitimos esos temores (o al menos no es la intención). Y ahora me decís que a Nunu le pasa algo parecido… por ahí es cierto que es porque son sensibles… Es creer o reventar pero yo creo que lo que vivimos cuando nació nos marcó a las dos. Ella es muy desconfiada… no da un paso si no está segura. Piensa demasiado para ser tan chiquita, es una edad en la que solo deberían ocuparse de jugar y explorar el mundo sin temores con confianza en ellas. Esperemos sea solo una etapa de las pibitas. El libro es hermoso. Buscalo porque te va a encantar. Hay otro de Griselda Gálmez que se llama «Candelaria y los monstruos» también ayuda a elaborar los miedos. Besoteeeeee y gracias 🙂

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  2. Con un café de por medio quizás sale menos «para ti» jajaj
    Lo de los miedos… todo un tema, la discusión de: que es lo que traen y que es lo que una está trasmitiendo, y que de eso es manejable o inevitable…
    Me gustaría que vinieran con un manual bajo el brazo, un manual de instrucciones. En el sanatorio que nació me dieron uno, hablaba de muchas cosas y yo le hacía caso! jajajja «acuestelo así, dele la teta así, llame al médico si es que… , etc, etc.» Pero a los días ya empezaba a crecer tan rápido y no era sólo una maquinita biológica era una subjetividad en formación: y me pregunté que mierda voy a hacer con esto, creo que no pensé bien lo de ser madre, que hago con esto cuando tengo tantos miedos sin resolver?
    No puedo dar vuelta la página, a veces soy una niña con una madre asustada cada vez que hacía algo nuevo… La veo ahí con miedo de que me pase algo, 50 años de terapia necesito! Ni siquiera para solucionarlo sino para ser una madre distinta a mi modelo.
    Perdón!!! No ayudo! cada caso es un mundo. Solo quería abrir la idea del debate que me disparó tu post cuando te preguntas: que es lo que trasmitimos? Me hiciste pensar todo esta mierd.
    lo seguimos con el café
    casi ni te conozco, pero cuando te leo te quiero!
    Un abrazo,
    me alegra millones que Muriel esté bien.

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    1. jajajaja ¿cómo que no ayudás? me encanta que lo pongas en relación porque nada de lo que dicen las «instrucciones de crianza» funciona cuando empiezan a crecer (y desde antes también). dale, hagamos juntada con café o pizza. Saquemos a airear nuestros miedos con terapia de grupo. Yo también te quiero cuando te leo… gracias Coni 🙂 abrazooooo

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